Scioli busca entre el empresariado evitar el balotage

Por Darío H. Schueri,
desde Santa Fe.  
Con reiterados elogios hacia la figura y proyección política de Omar Perotti, pasó por Rosario el candidato a Presidente Daniel Scioli, quien compartió solo el discurso previo a la cena Celeste y Blanca (por razones climáticas no pudo quedarse) organizada por el peronismo santafesino en el imponente Salón Metropolitano que estaba colmado de empresarios, y dirigentes peronistas.

Previamente, en la conferencia de prensa, el Gobernador bonaerense repitió como una letanía un discurso plagado de slogans del cual no se aparta ni un ápice, seguramente por indicación de su equipo de campaña, lo cual termina haciendo caso omiso a las preguntas que se le formulen. Las respuestas son siempre iguales.

Esa línea discursiva le servirá de soporte hasta las elecciones: Industrializar la ruralidad; fortalecer el federalismo. “Debato todos los días con la gente, los empresarios, los jubilados, los trabajadores”; “gobernaré para el círculo celeste y blanco y no para el círculo rojo”; “me preparé toda la vida para ser Presidente”. “Soy el candidato más previsible, confiable y coherente”; “hay que ir a la certidumbre, la previsibilidad, lo transparente”.

Después reviste las líneas bisectrices de su verba con el enunciado de programas de trabajo dirigidas básicamente hacia la producción y el trabajo y todo lo que ello conlleva con sus cadenas de valor y generación de riqueza. Se cuida en todo momento – de allí lo estereotipado de sus palabras – de pisar en falso con algún concepto desubicado (de acuerdo con los stándares cristinistas) para no despertar la ira de “la Señora” (así la llamó el gremialista Antonio Caló a la Presidente Cristina Fernández) ó los jacobinos de La Cámpora.

Les dice a los empresarios presentes lo mismo que les diría Macri, pero al revés para que no se note: en lugar pregonar que no hay inversiones porque hay cepo y Argentina no arregla con los fondos buitres; que con este tipo de cambio no se puede exportar, y que el déficit fiscal impide ayudar a la producción, les pide con voz en cuello casi a manera de ruego: “inviertan, produzcan, siembren, que yo les voy a garantizar rentabilidad, mercados, inversiones, seguridad”.

Les reclama por favor que confían en él, que además de ser previsible, confiable y transparente, “sé lo que hay que hacer; sé lo que está bien y lo que está mal; sé lo que hay que cambiar y lo que hay que profundizar; ténganme confianza y fe”. Scioli es un predicador de meta mensajes, signos y señales con los cuales dice sin decir para evadir al cristinismo y seducir el voto independiente, que se evidencia en su énfasis, necesita imperiosamente para no caer en el incierto ballotage.

Por ejemplo, en la cena de Rosario (de 5 mil pesos la tarjeta) no estaba presente el primer candidato a diputado nacional Marcos Cleri (La Cámpora) y Scioli no mencionó ni una sola vez a la Presidente en su discurso. Tampoco estuvo el “Chivo” Rossi a pesar de que había llegado a Rosario minutos antes que el Gobernador bonaerense.

La presencia de los tres diputados provinciales del Movimiento Evita, organización adversaria de La Cámpora, fue un signo de que si Scioli llegare a ser Presidente de la Nación, reemplazará paulatinamente a La Cámpora por el movimiento que lidera a nivel nacional Emilio Pérsico, de estrecha llegada al sciolismo, y para variar, al Papa Francisco.

Tal como decíamos, la exaltación a la figura de Omar Perotti por parte de Scioli llegó al extremo de vaticinar en su discurso que “Omar va a ser un gran protagonista en los años que viene para la Provincia de Santa Fe”. Scioli lo ungió para el 2019, y lo ratificó momentos más tarde en su alocución el dirigente de la CGT Antonio Caló: “en el 2019 Omar será Gobernador”.

Además de Caló y el presidente del BAPRO Gustavo Marangoni, ocuparon el atril dejado por Scioli el Secretario de Seguridad Sergio Berni quien dijo que en materia de seguridad “Santa Fe necesita reformas estructurales”.

Daniel Scioli y Omar Perotti: dos protagonistas de la política por venir fueron centro de la escena ante el empresariado santafesino que desde distintos puntos de la Provincia llegó hasta Rosario para confiar en los dos.

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