Hagan sus apuestas: ¿Default o no default?

Por Salvador Di Stefano.  
Argentina con un futuro binario. Hoy podes comprar un bono con rentabilidades potenciales excepcionales, la pregunta es ¿Por qué no hay cola para adquirirlo?

El mundo se encamina a un cambio estructural de magnitudes desconocidas. Desde la crisis del año 2008 los indicadores de la economía americana nunca habían sido tan buenos. Con una creación de empleos que excede los 200.000 puestos de trabajo mensuales, una tasa de desempleo en el 6,1% y la inflación creciendo al 2% anual, no pasará mucho tiempo para que la tasa de corto plazo comience a subir de precio.

La tasa de retorno de los bonos de tesorería americano viene aumentando rápidamente, a 5 años rinde el 1,74% anual y a 10 años el 2,64% anual. Son valores muy bajos, pero si se alinean a valores superiores al 2% y 3% anual, el escenario económico de los países emergentes y las materias primas comenzarán a temblar.

En el caso de las materias primas, salvo el petróleo, el resto está a la baja. En especial las materias primas agrícolas, que son fundamentales para determinar las exportaciones Argentinas, y que le han generado un efecto pobreza al país, y a los productores agropecuarios.

Una suba de tasas complicaría el financiamiento del mundo emergente y sus empresas. La tasa de interés es la peor enemiga de los negocios.

En este escenario sería prudente que Argentina rápidamente resuelva los problemas derivados del juicio con los bonistas en litigio. No se trata que Argentina desembolse U$S 13.000 millones en efectivo, puede pagar emitiendo bonos y que el mundo financie el juicio que acabamos de perder.

Argentina logró reestructurar el 93% de la deuda con una quita monumental, sin embargo el 7% del total se deberá pagar como rezaban los títulos originales. No es un mal resultado, si a esto le sumamos que pagamos 12 años más tarde.

En este contexto, el gobierno lejos de ver el vaso medio lleno, observa el vaso medio vacío, y lleva adelante una loca carrera contra reloj para disertar en cuanto mitín económico internacional se desarrolle, y victimizarse como país subdesarrollado.

Desde nuestro punto de vista, sería muy prudente cerrar cuanto antes el capítulo de la deuda en cesación de pagos del año 2002, y retornar a los mercados financieros internacionales. El año próximo necesitaríamos cerca de U$S 20.000 millones para refinanciar deudas existentes, y este año necesitaríamos unos U$S 10.000 millones para recomponer reservas y atemperar la cada de actividad económica.

Con estos números arriba la mesa, casi que diríamos que Argentina terminará arreglando con los bonistas que litigaron y llegará a un final feliz en el juzgado de Thomas Griesa. Sin embargo, no se pueden descartar nuevas tropelías en el campamento del ministro de economía Axel Kicillof.

La Argentina deja entrever en sus discursos que no se siente cómoda pagando, no sabemos si es fulbito para la tribuna, o es lo que realmente piensa. No pagar significaría un ahorro muy pequeño para el Estado, dejaríamos de desembolsar U$S 800 millones este año, y cerca de U$S 1.500 millones el año próximo. Por otro lado, no podríamos refinanciar los U$S 20.000 millones de vencimiento de deuda pública nacional, provincial y de empresas. Claramente hay más para perder que para ganar.

No pagar el juicio perdido, podría generar una fuerte caída en las acciones y bonos. Pagar, implicaría una fuerte suba en las acciones y bonos. Claramente un escenario binario para nuestra economía.

En el mientras tanto, los bonos argentinos muestran rentabilidades increíbles. El Boden 2015 vale $ 983, con esta suma de pesos solo compraríamos U$S 82 en el mercado del blue. Si comprás este título y lo mantenés hasta octubre de 2015, te ganás entre pago de renta y capital U$S 110,50, esto implica una ganancia de U$S 28,5, lo que implica el 34,7% en apenas 16 meses.

La pregunta obligada es la siguiente ¿Si es tan rentable, por qué no hay cola para comprar este título? Claramente el título muestra una rentabilidad muy interesante, y la incertidumbre es mayúscula en el actual escenario económico. La Argentina goza de una gran imprevisibilidad, que nos lleva un escenario económico pésimo para el futuro inmediato de nuestro país. Este mismo escenario imprevisible puede resultar espectacular después de las elecciones presidenciales del año 2015, si quien gana presenta un plan económico previsible a futuro.

Estamos condenados a los extremos, en el medio los inversores elijen inversiones conservadoras. Si desean liquidez, comprarse bonos con rentabilidades excepcionales, y dispuestos a esperar en el tiempo; de lo contrario apostar al ladrillo, comprando propiedades en pozo, en los últimos 10 años no defraudó.

Salvador Di Stefano. Asesor en Negocios, Económico y Financiero tanto de empresas de la ciudad y la región; como de individuos y empresas familiares ligadas al comercio, industria y campo. Publicado en www.salvadordistefano.com.ar

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