El domingo pasado a la mañana, Gerónimo Nazar, un chico de 17 años que vive con su familia en Fontezuela, escuchó gritos desgarradores. La mamá salió a la vereda y descubrió que era su vecina Mariela. Su bebé de un año llamado Gaspar se había caído a la pileta y estaba incosciente. “Salté el tapial, estaba arrodillada al lado del bebé y me pregunta si sabía hacer RCP y le dije que me habían enseñado en la escuela y empecé. Mi papá me ayudó haciéndole boca a boca y le hacía los golpecitos. Empezó a reaccionar y largó agua. Se escuchó un llanto con un quejido que nunca me voy a olvidar”
Fueron unos 8 minutos cruciales. “Llegó la ambulancia y nos quedamos tranquilos. Parecieron horas eternas pero la ambulancia llegó muy rápido, en menos de 10 minutos”, comentó. “Pudo sacar algo del agua que tenía en el cuerpo después de caerse a la pileta”, agregó.
Fueron unos 8 minutos cruciales. “Llegó la ambulancia y nos quedamos tranquilos. Parecieron horas eternas pero la ambulancia llegó muy rápido, en menos de 10 minutos”, comentó. “Pudo sacar algo del agua que tenía en el cuerpo después de caerse a la pileta”, agregó.
“No sé cómo lo hice y por qué estuve tan tranquilo, no lo sé. Me salió así, también me sentía tranquilo porque estaba mi viejo al lado, tenía esperanza de que íbamos a salvar y pensaba en el curso de RCP de la escuela”, indicó y remarcó: “Lo habíamos hecho a principio de año en la escuela pero nunca imaginé que lo iba a poner en práctica”. Ahora, días después de este momento crucial en la vida del niñito, Gerónimo siente gran emoción de ver bien a su vecinito: “Le agradecí a la mamá por haberme confiado a su hijo”, manifestó.
Fuente:
Grito Monumental
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