Liga Venadense: Me verás volver


Fernando Alonso - Entre temperaturas elevadas y juegos definitorios los motores de las máquinas se encendieron con la idea de entretener a los espectadores.

Una obra verdolaga, con el marco mejor pensado y compuesto por mil ochocientas almas, brilló por la envergadura de dos planteles meritorios de colorear la principal postal del año.

Se fue el primer juego en parda. Como si el destino se hubiese puesto de acuerdo con la emotividad para proponer noventa minutos fundamentales en suelo isabelense. De mantenerse el equilibrio “resultadista”, la copa recién se desenvolverá en reyes ante cientos de fútboleros que asistirían a un estadio neutral.

La tarde dominguera con tanta humedad como incertidumbre acabó en igualdad, un gol por bando. La apertura del marcador se concretó con Ramiro Rocca en el minuto veintitrés. Diez después fue Rodrigo Lagos quien celebró por última vez en el enfrentamiento inicial.

El dueño de casa expuso el cinturón con un 4-4-2. Según su D.T. el defensor Damián Zuliani no estaba en plenitud física, por tal motivo apareció de nuevo un juvenil con gran proyección, Matías Torres. La otra variante se centró en el sector izquierdo de volantes. La voluntad para equilibrar que conserva Rodrigo Lagos convenció a Oyarbide y se impuso a la alternativa veloz de Colman. Esta modificación vinculada a la resolución del juego, no hace más que elogiar otro acierto del “Colorado”. Lo demás sale de memoria, todo idéntico, con el Bife Orellano que ahora se compromete solamente a explotar en metros finales para habilitar o definir.

La segunda lectura del pizarrón no sufre variantes de ubicación. Mismo dibujo táctico. El regreso del máximo goleador se presentó como la principal novedad. Volvió el dúo que Charango repite a menudo: Ezequiel Maidana y Ramiro Rocca, entre los dos suman 33 goles.

Al poner el partido bajo la lupa, es inevitable decir que Juventud siempre fue el que estuvo más cerca de llevarse los primeros tres puntos con un formidable trabajo de Sergio Albarracín en el mediocampo. Amo y señor del quite, aportó la correcta distribución corta en el mayor porcentaje de balones obtenidos. Se lo consideró figura. A su par, se observó un insistente Martín Isanta, que pese a estar comprometido por dolores luego de una disputa dividida, siempre exhibió un manejo particular de creación. Gambeteó lo necesario y en su repertorio también propuso pases profundos hacia los delanteros. En el debe sumó un tiro libre exquisito por encima de la barrera que suspendió en el aire obligatoriamente el cuerpo de Pablo Paolilli para evitar que se moviese el marcador.Cerca de esa zona, pero más hacia la izquierda, “The artist”. No hacen falta más descripciones. Una clase de dominio y pegada. Mediante sendos disparos Sebastian Ferreyra supo embellecer la cita. Con un par de remates lo probó al juvenil portero de Studebaker. En otro tiro nos explicó que no todo lo lejano y acostado se llama horizonte, también puede mencionarse travesaño.

En el otro extremo, Peovich aportó recursos defensivos en cooperación de Ivo Zamarini.

La delantera tuvo dos caras; movediza y exigente en el primer tiempo. Pero Caducada en el desenlace.

El gol que sufre Studebaker fue una consecuencia propia. El local incrementó el pressing en metros claves, aunque la llegada tardía de jugadores verdiblancos le cedía la posibilidad al elenco isabelense de manejar pelotas detenidas mediante el cobro de infracciones. El diagnóstico previo estaba en la razón. A través de esas jugadas Juventud sacó ventajas tras un tiro libre que pateó Albarracín. El chaqueño tiró un centro oblicuo hacia el núcleo del área y Ramiro Iván Rocca, sin custodia, con un toque de primera concluyó el tanto visitante. Los defensores perdieron la marca del goleador, que al abrir correctamente la cara interna de su zapato derecho colocó la bola hacia el sector zurdo de Paolilli.

Entender por qué no ganó Juventud es simple. Cualquier equipo que sólo efectiviza apenas el diez por ciento de sus situaciones ofensivas siempre está expuesto a no equivocarse cerca de su arco. Tras encontrar la ventaja tuvo ataques rápidos. Los locales olvidaron sincronizar el retroceso, y los espacios eran tierra fértil para cosechar el segundo gol. La imprecisión de Juventud en busqueda de anotar llevó las manos de los hinchas furiosos a sus cabezas una y otra vez. Entonces, el campeón reciente aprovechó gentilezas cuando adelantó sus hombres para forzar el empate. En Holliwood las grandes estrellas del cine siempre aparecen en las películas que son candidatas al Oscar, del mismo modo, Orellano siempre está en cartelera cuando este equipo tiene su premio. Desde ese momento, el Bife encabezó algunas manifestaciones que reclamaron por la presencia de Ludovico Paulucci en el match.

Según datos bíblicos el 33 es un número de resurrección, se confirmó con el regreso de Studebaker a la pelea por el título. Corrió Orellano por el carril derecho, ganó la cuerda y envió un centro que ridiculizó a Paulucci. Por detrás de todos llegó Lagos para cabecear con el arco desguarnecido y sellar la paridad.

Antes de acabar la primera etapa, surgió una jugada que está expuesta a olvidarse o a quedar grabada por el resto de la eternidad. La ambición de gol a Rocca le ha permitido postularse en más de una ocasión como el delantero del año, pero jugar de nueve tiene su precio. Se originó un desborde extraordinario de Maidana por el sector izquierdo, el Mono sirvió al ras del piso hacia Ramiro aprovechando la desprotección del arquero y el centrodelantero a pura velocidad se instaló en la mesas de café de la semana.

Por encima de ser el nombre que aparece en el resultado, Rocca llegó exigido y a menos de tres metros del arco elevó la pelota como no le volverá a salir nunca en su carrera. Se fueron al entretiempo empatados, tiempo suficiente para que regrese la bola al campo competitivo.

En el segundo tiempo hubo un par de jugadas favorables a cada equipo, los arqueros se pusieron de moda. En el recordatorio está la definición abierta de Maidana, además de los cabezazos de Ivo Zamarini controlados por el porterito en el arco del natatorio. En frente, las intervenciones de Pablo Marisi fueron las más significantes. Ambas requirieron la participación de Ludovico. En una achicó el cuadrilátero para apresurar la decisión fallida del volante; en la otra, voló con el brazo izquierdo extendido y le negó un tiro libre que ameritaba meterse por afuera del muro humano. El primer capítulo acabó 1 a 1 con un aceptable arbitraje de Sebastián Ronciglio.

El treinta volverán a chocar. Cuestiones como la localía y esa superioridad en probabilidades de gol que expuso la “Furia” hacen razonar que han quedado mejores perfilados los de Gerardo Manccini de cara al duelo siguiente. Por ende, el balón detenido en un reducto relativamente chico se postula una vez más a influir en el resultado. Sin embargo, los últimos campeones por lo general demuestran todo su potencial en condición de visitante. La idea de Studebaker será presionar, contragolpear y permitirse patear de media distancia cuando la pelota se aproxime al área.

La perseverancia de Oyarbide inculcando desbordes periféricos a los jugadores le ha otorgado claridad para atacar, se repetirá. En cambio, la precisión de Isanta cuando ejecute pases largos frontales volverá a ser una amenaza al rival si los delanteros furiosos continúan picando al vacío. Ese estilo de jugadas llevará consigo el mismo grado de peligro que los próximos disparos del Chimpa Ferreyra.

El fútbol es el arte de lo impensado, bajo este lema no podemos tener certeza sobre qué sucederá. Lo paradójico es que la superioridad de uno elogia la resistencia del otro. En el tanteador los equipos hacen fuerzas parejas.

Se acerca el veredicto, el título está al alcance de los dos. Triunfar el domingo será confirmar el regreso a los primeros planos de nuestra zona. El ganador coleccionará su tercera estrella, al igual que Independiente F.C, Sportsman, la antigua Casa Sarbach, Sp. Sarmiento y Central Argentino. Así, bañados en gloria, pegarán un grito histórico en la mesa de los doce equipos más ganadores del sur santafesino para imponer respeto. Ese respeto que reflejará admiración y causará temor en la siguiente temporada porque el club vencedor de alguna manera u otra trasmitirá “estar de vuelta”, más precisamente olímpica.

RESUMEN - FINAL - IDA

STUDEBAKER (1): Pablo Paolilli, Matías Torres, Lisandro Gizzi, Matías Bravo, Pedro Ferri, Carlos Alegre, Sebastián DomÍnguez, Pablo Marisi, Mariano Celis, Rodrigo Lagos, Luciano Orellano.
Suplentes: Emiliano Merciadri, Matías Motura, Guillermo Formica, Damián Gomez, Gastón Moyano.
DT: Diego Oyarbide
Cambios: G.Moyano por S.DomÍnguez, M.Mottura por M.Celis.  G.Formica por
Amonestados: Torres, Ferri, Domínguez

JUVENTUD UNIDA (1): Ludovico Paulucci, Marcelo Gerbaudo, Nicolás Vanni, Ivo Zamarini, Sergio Albarracín, Victor Falkenberg, Ezequiel Maidana, Eloy Peovich, Ramiro Rocca, Martín Isanta, Sebastián Ferreyra.
Suplentes: Ezequiel Giménez, Mariano Medrano, Lucas Chávez, Nicolás Romero, Cristian Martínez.
DT: Gerardo Manccini
Cambios: L.Chávez por M.Isanta, N.Romero por E.Peovich, C.Martinez por E.Maidana
Amonestados: I.Zamarini, E.Peovich.

GOLES: Sucedieron en el primer tiempo a los 23 minutos Ramiro Roca (J.U.) y a los 34 minutos Rodrigo Lagos (Stud.)

ÁRBITRO: Sebastian Ranciglio
ASISTENTES: Esteban Ibañez, Jorge Lima Da Cruz, Martín Crespi


Publicar un comentario

0 Comentarios