Dante Romano - El factor más dinámico de la formación del precio de los granos está siempre del lado de la oferta. Si bien es relativamente sencillo hacer un cálculo de en qué nivel se ubicaría la misma, al depender del clima, los resultados son muy cambiantes.
El factor más dinámico de la formación del precio de los granos está siempre del lado de la oferta. Si bien es relativamente sencillo hacer un cálculo de en qué nivel se ubicaría la misma, al depender del clima, los resultados son muy cambiantes. Sin embargo llega un momento en que el nivel de producción queda claro, como sucede con EEUU respecto de su cosecha 2012/13 y la expectativa pasa a otra región. La expectativa al momento pasó a Sudamérica donde el maíz y la soja están terminando su ciclo. Normalmente para esta época del año debería estar también casi definida la producción por nuestra región. Pero la falta de lluvias en el sur de Brasil y en Argentina, así como los excesos en el norte de Brasil todavía tienen al mercado en vilo. Los analistas no dan por cerradas sus proyecciones de producción y esto lleva a que todavía exista cierto grado de incertidumbre que hace que el mercado no pueda quitar sus ojos de aquí, y pasar a considerar las perspectivas del norte para la campaña 2013/14.
Al respecto debemos recordar que se conoció en la semana que pasó el reporte del USDA donde se hicieron ajustes a la baja en la producción de maíz y soja de Argentina, pero a la suba en el caso de Brasil.
Comenzando por la soja, la producción estimada para nuestro país se recortó en 1 mill.tt. a 53 mill.tt., mientras que la de Brasil subió 1 mill.tt. a 83,5 mill.tt. El efecto combinado de ambos países es de una producción que se mantiene estable, y si sumamos al resto de los productores de América del Sur, llegamos algo más de 148 mill.tt. de soja. Esta cifre es un nivel de oferta razonable para el conjunto de los países Sudamericanos. El problema es que ante la falta de lluvias la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ya redujo su proyección a 50 mill.tt. y si las precipitaciones siguen esquivas seguiremos en camino de descuentos. En tanto para Brasil pareciera que los números de producción ya estarían bastante cerca de los datos reales, ya que si bien se dieron algunos problemas climáticos, la situación no sería tan grave.
El problema es cuando estará disponible esta oferta. En el caso de Brasil, los productores vendieron en la escapada alcista de precios casi el 60% de la producción esperada, pero el problema es llevar esa mercadería desde las zonas de producción a los puertos, y además cargar esta mercadería siendo que los puertos brasileños siempre tienen demoras importantes. En el caso de Argentina tenemos el otro extremo, sólo se lleva vendido el 5% de la producción, por lo que no será fácil hacer que la mercadería llegue a los puertos.
La razón por la que los productores son tan reacios a desprenderse de su producción de soja tiene que ver con varios factores:
El nivel de precios es considerado bajo. Habiendo visto el año pasado precios de 450 U$S/tt, y habiendo tenido muchos productores que pagar alquileres por anticipado a ese precio, ahora son muy reacios a vender a valores tan alejados de estos, especialmente teniendo presente que históricamente los precios de la soja han ido cada vez más arriba.
Se vendió mucho maíz y trigo, por lo que se quiere retener soja. Debido a las rigideces que tiene la comercialización interna de maíz y trigo por el sistema de ROE VERDE, se ha vendido mucho de estos productos. El trigo dejémoslo de lado porque este año la producción cayó fuertemente por menor área sembrada, y además los problemas climáticos generaron problemas serios de calidad, y por ello el aporte en facturación que el mismo realizó sería menor. Pero en el caso del maíz se ha vendido mucho y esto dotará de ingresos a los productores. Con ellos intentarán aferrarse a la soja ya que por un lado tendrán dinero para manejarse y por el otro al haber cerrado precios, querrán tomar cualquier suba venidera con la soja.
El flujo de fondos del productor agropecuario es muy particular. Tanto la producción como los insumos que se utilizan para generarla son bienes transables con precio en dólares. Los insumos son importados, y los granos se exportan. Además entre marzo y abril entra normalmente el 60% de los granos, que de ser vendidos aportan gran parte de los ingresos totales del año. Pero los pagos se encuentran generalmente dispersos a lo largo del año, muchos de ellos en el momento de la siembra de cosecha gruesa entre septiembre y noviembre. Si tenemos en cuenta la dificultad que hay para hacerse de dólares en el mercado local, no tiene ningún sentido adelantar las ventas, pasar los excedentes transitorios a pesos, sabiendo que en unos seis meses habrá que tomar gastos en dólares.
La incertidumbre productiva. Si bien ya gran parte está dicho, la llegada o a la ausencia de lluvias va a terminar de definir el nivel de producción, y tras la mala experiencia del año pasado nadie se quiere sobre vender, especialmente porque casi no quedan remanentes productivos del año pasado.
Todos estos elementos parecen difíciles de superar en el corto plazo. Pero si el productor no vende, la mercadería no fluye a los puertos, y tampoco pueden desde allí ser ofrecida al mercado internacional, reduciendo así la oferta.
Esto hace que todavía haya presión compradora por soja norteamericana, y que los precios mantengan cierto nivel elevado de valor, si bien estamos lejos de los niveles alcanzado en agosto pasado.
En definitiva estaríamos haciendo sintonía fina en Sudamérica, y realmente da la impresión de que el nivel de producción no es malo, genera un buen reabastecimiento del mundo. Sin embargo el problema es que esa oferta no se efectiviza y entramos en una pulseada entre compradores que necesitan el reaprovisionamiento, y los vendedores fundamentalmente Argentinos que no quieren vender a estos precios. La situación se ve agravada por un nivel de reservas sumamente bajo, y una demanda que sigue muy activa y de la que hoy por hoy nadie duda seguirá conservando un dinamismo importante.
En tanto ni bien quede claro cuánto es la producción en Sudamérica el mercado pasará a considerar las perspectivas del hemisferio norte, que actualmente se descarta subirá su intención de siembra y si vuelve a rindes razonables terminará de reabastecer el mercado.
En lo que hace la maíz el USDA bajó la producción Argentina en 1 mill.tt. a 27 mill.tt. mientras que sube la de Brasil en 1,5 mill.tt. a 72,5 mill.tt. Sin embargo el que define la marcha en maíz es EEUU con una producción de 273,8 mill.tt. que se mantuvo inalterada en este reporte, pero que es 40 mill.tt. menos que lo producido el año anterior.
En este contexto resulta difícil ser bajistas en el mercado de maíz, por lo menos hasta que llegue el reaprovisionamiento del hemisferio norte, con la nueva campaña norteamericana. En breve tendremos al mercado discutiendo la intención de siembra y las perspectivas de oferta y demanda para ese ciclo, ya que del 21 al 24 de febrero se realizará el AGRICULTURAL OUTLOOK donde se discutirán estas cuestiones. Se descarta que el maíz incrementaría fraccionalmente su área, pero desde un nivel muy elevado, y que tomando rindes tendenciales, que es el uso y costumbre para este momento del año donde el clima es muy difícil de adivinar, aparecerá en las planillas un salto de oferta enorme que justifica precios más débiles para el próximo ciclo.
En donde no se dieron mayores novedades fue en el caso del trigo, donde seguimos a la espera de ver con más claridad el impacto productivo que tendrá la seca en EEUU que generó un pésimo arranque para el trigo de invierno. Lo mismo pasó en algunas zonas del Mar Negro. Pero como los cultivos están bajo una capa de nieve, hibernando, deberemos esperar a la primavera para ver realmente el grado de afectación de los mismos.
Lo cierto es que toda la incertidumbre que estamos describiendo no está llamando como esperaríamos el interés comprador de los especuladores, que son quienes aceleran y exacerban las tendencias de precios, por ello vemos un mercado mucho más lento en plasmar en precios lo que dictaminan las perspectivas. Y dado que las mismas no se terminan de plasmar, si estos factores predominantemente alcistas que tenemos hoy cambian, no habremos accedido a fijar precios tan interesantes como hubiésemos querido para la producción.
Pasando al plano local, está convocada la reunión de la mesa triguera para ver, con los resultados del relevamiento productivo en trigo, si se habilitan mayores embarques. Recordemos que el año pasado el gobierno preautorizó 6 mill.tt. de ROE VERDE de trigo. Los exportadores fueron realizando compras, pidiendo ROE VERDE y pagando derechos de exportación por unas 5 mill.tt. pero al haber tenido una producción muy baja, por combinación de menor área y problemas climáticos, el saldo exportable no supera las 4 mill.tt. Ante esta perspectiva el gobierno les permitió a los exportadores embarcar solo 2 de las 5 mill.tt. adquiridas entre enero y febrero. Puso en marcha este relevamiento, y ahora veremos cuanto les permite seguir embarcando. Pero al menos 1 mill.tt. deberán ser canceladas y los exportadores han estado trabajando en ello estas últimas semanas. Más allá de cuanto se les habilite ahora, la desprolijidad de haber autorizado y cobrado derechos de exportación que finalmente no se podrán realizar, añade un nivel de incertidumbre extra a un mercado ya totalmente distorsionado, y genera un mal precedente para el maíz, donde la exportación está claramente a la expectativa.
Por el otro lado hay una nueva embestida hacia los productores para que vendan, y de esa forma ayuden a que ingresen divisas para permitir mayor oferta de dólares y contribuir a calmar el tipo de cambio, y por otro lado a que se paguen mayores derechos de exportación. En cuanto a soja vieja, queda muy poco, y lo que podría generar el mercado por allí es menor. Sin embargo hay mucha soja nueva sin vender. Fuentes periodísticas remarcan que la AFIP está realizando inspecciones haciendo mucho hincapié en la cantidad de mercadería que los productores tienen y esto se interpreta como aprietes para que vendan. Lo cierto es que hoy por hoy el Estado no tiene elementos para forzar la venta de productores. El peligro es que quieran en algún momento desarrollarlos.
Por otro lado también hay fuertes especulaciones sobre un posible cambio en el sistema monetario y cambiario, yendo a tipos de cambio múltiples para que el Estado pueda recoger el diferencial que hoy existe entre el dólar paralelo y el real, y por otro lado que tenga más elementos para controlar la inflación. SI esto se convierte en realidad es cierto que se formalizará una brecha cambiaria adicional para el sector agropecuario. Pero hoy por hoy la misma ya existe. Sólo quedará formalizado esto.
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